La fascinación de los Estados Unidos en el Siglo Diecinueve por el patrimonio cultural de Latino América creció simultáneamente con sus intereses económicos y políticos en el área. Cuando el director del Museo Peabody, Frederick Putnam, envió la primera expedición a Copán en 1891, tanto los eruditos como el público en general, estaban intrigados por la antigua escritura, escultura y arquitectura Maya.
Los jóvenes exploradores de la expedición estaban escasamente preparados para el medio ambiente tropical y las diferencias culturales que iban a encontrar. El entusiasmo inicial, a veces truncado por enfermedades y hasta por la muerte, hace admirable el hecho que regresaran con resultados de esa expedición.
Los 600 negativos en vidrio, que produjeron acreditaron al Museo Peabody y a la universidad de Harvard como los precursores de la arqueología y etnología Maya y centroamericana.
A pesar de que se imprimieron un sin número de álbumes fotográficos de los negativos, a menudo ni los nombres de los arqueólogos ni la identidad de loos colaboradores locales fueron claramente registrados con sus fotografías. Recientemente, mediante investigación de archivos y de entrevistas personales, se ha logrado identificar a algunos de ellos y recobrar pequeños trozos de la historia y arqueología de Copán.