Muchos arqueólogos han encontrado ocarinas de cerámica tanto en tumbas como en residencias de la élite en México y en América Central, algunas con mas de 4,500 años de antigüedad. Dentro de esta región precolombina, las culturas florecieron hasta un poco antes de la llegada de los españoles en los siglos 15 y 16.
Como instrumentos musicales, las ocarinas jugaron un papel muy importante en las ceremonias y rituales y están immortalizados tanto en el arte precolombino como en manuscritos postcoloniales. Los colonizadores españoles notaron entre los aztecas el uso de altares especiales para los instrumentos musicales de viento y el uso de instrumentos parecidos a las ocarinas y flautas para anunciar rituales de danzas y cánticos.